Por Ings. Agrs. M. Fernanda Rivadeneira (INTA
EEA Concordia) y Sebastián Perini (AER Chajarí) rivadeneira.maria@inta.gob.ar;
perini.sebastian@inta.gob.ar
En primavera 2015 y a
principio de 2016 el fenómeno climático “El Niño” está dejando a su paso
consecuencias que afectarán la producción citrícola del litoral de Argentina en
el corto, mediano y largo plazo. En Entre Ríos, específicamente en el
departamento de Concordia y Federación en donde se concentra la producción de
naranjas y mandarinas, las precipitaciones en 2015 y particularmente en
diciembre fueron mayores a las normales. La ocurrencia de lluvias intensas y
prolongadas provocaron anegamiento en los suelos, mientras que las inundaciones ocasionadas por la crecida del
lago de la Represa de Salto Grande y del Río Uruguay, provocan un daño
inmediato a las plantas cítricas y ocasionan pérdidas severas en la producción,
especialmente en suelos pesados que no permiten un buen drenaje.
En quintas visitadas
durante la inundación de diciembre de 2015, se han observado daños directos e
indirectos en las plantaciones de citrus. Los directos se visualizan en las
plantas que estuvieron bajo el agua por un período prolongado de tiempo (Foto
1). Por lo tanto se han secado las hojas hasta la altura que llegó el agua (Foto 2) y se perdió por completo la campaña
2016, debido al intenso raleo de frutos. Entre los daños indirectos se observó que los
alambrados perimetrales y los caminos internos de los predios se dañaron,
además se depositó una gran cantidad de resaca y palos traídos por el agua del
lago de la Represa de Salto Grande. Además
los productores que se encuentran cerca del lago utilizan las tierras bajas
(inundables) para la cría de bovinos, esta actividad secundaria en los predios
de la zona fue muy afectada y obligó al traslado del ganado.
Foto 1: plantas
de cítricos durante la inundación.
Foto 2: plantas
de cítricos luego de la inundación.
Anegamiento
e inundaciones
El exceso de agua en el
suelo produce disminución del oxígeno dentro de unas pocas horas. Esta
situación induce una variedad de disturbios fisiológicos que alteran el crecimiento
de la planta cítrica, incluyendo reducción de la absorción de agua, desbalances
hormonales, alteración de la distribución de carbohidratos, absorción
deficiente de nutrientes, senescencia temprana de hojas y daños en órganos, que
a veces precede la muerte de la planta.
Las inundaciones son un
stress estacional que afecta a las plantas a través de la reducción de la
disponibilidad de oxígeno del suelo y promoviendo el desarrollo de
microorganismos dañinos. Las raíces de las plantas inundadas consecuentemente
sufren de hipoxia (bajo concentración de oxígeno) o anoxia (ausencia de
oxígeno). Aunque la respuesta dependerá según la variedad, el citrus es
considerado un cultivo sensible a las inundaciones.
En cambio el anegamiento
puede ser provocado por lluvias excesivas, fertirriego excesivo, inundación o
por la presencia de agua superficial en forma permanente o temporaria. La
duración y severidad del anegamiento dependerá de la cantidad de agua que
ingrese al suelo, de la topografía del sitio, de la estructura y la capacidad
de absorber agua del suelo.
El anegamiento impacta en
la estructura del suelo, a través de la dispersión de las partículas de arcilla
y la consecuente reducción en el espacio de poros. El subsuelo usualmente
estará mayor tiempo en condiciones de anaerobiosis. Es por ello que se debe
prestar atención especial a no ingresar maquinaria pesada en suelos húmedos ya
que puede producirse compactación y el deterioro de la estructura del suelo.
Síntomas
en plantas cítricas
Los síntomas en los
cítricos dependerán de la duración del anegamiento, de la variedad, del
portainjerto y de las condiciones del suelo.
Como las raíces de los
cítricos no pueden absorber agua uno de los síntomas que se observan es el del
marchitamiento de las hojas y ramas, particularmente en climas cálidos. Si el
anegamiento es prolongado o si el suelo permanece mucho tiempo con agua el árbol
puede mostrar síntomas más severos (similares a los ocasionados por Phytophtora), como caída de hojas,
reducción del crecimiento, amarillamiento en las nervaduras, hojas pequeñas y
amarillas y muerte de ramitas. Como se
produce una muerte de raíces, la parte aérea responde reduciendo su
crecimiento.
Los portainjertos varían en
su capacidad de tolerar el anegamiento, en el caso del portainjerto más
difundido en la región, el trifolio (Poncirus
trifoliata Raf.) es de mediana resistencia, pero hay que considerar que su
bajo ritmo de crecimiento provoca una lenta recuperación de las raíces.
Durante el
período de inundación, se puede esperar un cierre de estomas en las hojas para
evitar pérdida de agua y consecuentemente una disminución en la absorción de agua
por la raíz, con una diminución en el crecimiento, clorosis y marchitamiento de
hojas. Una consecuencia de esta alteración en el funcionamiento de la raíz es
la reducción de absorción de nutrientes, por lo tanto las concentraciones
interna de micro y macronutrientes puede modificarse radicalmente luego de una
inundación. Dentro de estos se observa la alteración de la absorción de
nitrógeno (N) en condiciones de anoxia y cambios en su distribución dentro de
la planta. Además, en suelos en anaerobiosis el N puede perderse a través del
proceso de desnitrificación. En estas condiciones otros de los síntomas que se
pueden observar son los de deficiencias
de hierro, con hojas cloróticas (Foto 3). Además, el anegamiento previene la
absorción de potasio (K), por lo tanto disminuye su concentración en hojas y
esto ayuda a la absorción de otros nutrientes como el cobre (Cu) o manganeso (Mn). Hay que prestar
atención a la concentración de K especialmente si el portainjerto utilizado es
el trifolio que de por sí tiene menores valores en hoja en comparación a otros
portainjertos.
Para
la presente campaña es de esperar una rápida pérdida de calidad, especialmente
en mandarinas tempranas provocado por bufado. El bufado se halla asociado,
también, a factores responsables de un crecimiento vigoroso del árbol y
crecimiento activo del fruto, en este
caso dada por la alta disponibilidad de agua y rápido crecimiento del fruto.
Los frutos más grandes, con más corteza y más gruesa, son más proclive al
bufado, condiciones presentes en esta campaña.
Efectos posteriores: enfermedades
Las periódicas precipitaciones y el alto porcentaje de humedad ambiente
fueron las condiciones ideales para el ataque de enfermedades como Cancrosis,
Alternaria y Mancha Negra. Además complicaron la realización de aplicaciones
preventivas y de control por falta de piso y por la ocurrencia de la lluvia en
sí misma. La presencia de raíces dañadas o el uso de polainas de protección del
tronco en plantaciones jóvenes pueden ser vía de entrada de otras enfermedades.
Otra fuente de infección pueden ser las frutas en las ramas inferiores de los
árboles, ya que las misma es muy susceptible a la infección por podredumbre.
Foto 3: fruta en rama afectada por la
inundación.
Recomendaciones
Antes de iniciar
cualquier acción, es necesario efectuar un diagnóstico de la situación para la
posterior toma de decisiones, considerando:
·
Evitar ingreso de maquinaria: el suelo debe encontrarse lo suficientemente
seca y firme antes de pasar con maquinaria (tractores, turbinas) para evitar
huellas que agravan el drenaje de los lotes anegadas o inundados. Además debe
examinarse la superficie del suelo ya
que de esta forma se podrá advertir la presencia de sedimentos y de una capa
mucilaginosa que actúa como barrera que sella el suelo, y que está formada generalmente por limo,
materia orgánica en descomposición, algas y hongos.
·
El estado físico y químico
del suelo: es imprescindible la extracción de muestras a
efectos de conocer los posibles cambios en la fertilidad del suelo y la
estabilidad de su estructura.
·
Profundidad a la napa
freática: la presencia de napas poco profundas puede
prolongar la situación de anegamiento. Por lo tanto conviene realizar un pozo a
fines de determinar la profundidad a la que se encuentra. De acuerdo a la
pendiente del lote pueden dejarse abiertos pozos, desde la parte más altas a
las más bajas, para analizar la evolución de la napa en el tiempo.
Una vez realizado el diagnóstico inicial se podrá:
ü Poda: Evitar las podas en aquellos lotes muy afectados hasta tanto se
produzca las primeros brotaciones. Eliminar solamente partes de la planta
muertas o con síntomas de enfermedades.
ü Labores:
realizar labranzas ligeras en aquellos lotes que presenten costras
superficiales a fin de facilitar la aireación de las raíces. En plantaciones
jóvenes eliminar polainas o corroborar la ausencia de tierra o material que pueda
provocar podredumbres en el tronco. Asegurar que la unión copa/injerto quede
sobre el nivel del suelo.
ü Fertilización: realizar el abonado en forma balanceada y fraccionada, tener en cuenta
no provocar más anegamiento si se hace fertirriego. Considerar reducir aportes
debido a disminución del tamaño de copa y por pérdidas de raíces.
ü Aplicaciones foliares: es muy importante proteger las brotaciones de ataques de plagas y
enfermedades. Prestar atención a los aportes de micronutrientes que nos
permitan recuperar las plantas. Considerar que la absorción de macronutrientes es fundamentalmente por
raíces.
Bibliografía consultada
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Por Ings. Agrs. M. Fernanda Rivadeneira (INTA EEA Concordia) y Sebastián Perini (AER Chajarí) rivadeneira.maria@inta.gob.ar; perini.sebastian@inta.gob.ar
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